FRASES QUE ME GUSTAN

El amor es lo único más fuerte que la tentación







TASTES

En esta página iré dejando trozos de mis historias para que las podáis degustar.

TASTE 2

AL FINAL

Yo no quiero discursos,

esperanza, promesas,

quiero tocar el cielo con las manos.

Yo no quiero listados

mapas ni planos,

quiero empaparme de lluvia sin paragüas.

Yo no quiero atascos,

hipoteca, GPS, daños,

quiero bañarme mar adentro

y sentirme muy salada.

Yo no quiero viejos,

estructuras, locos ni caspas,

Quiero subirme al árbol más alto

y respirar aire no contaminado.

Yo no quiero tantas cosas

y otras tantas quiero,

nunca toqué el cielo

y me compré otro paragüas,

escupí la sal de la bañera,

el árbol se murió envenenado.

Tantas cosas quise y todas olvidé,

tantas cosas rechacé

y me tuve que comer,

ahora que llega el final

ya está hecho todo el mal,

no me queda más que esperar.


TASTE UNO
Historia en forma de poema.

LAS LILAS NO MUEREN

Desnuda de alegrías se lanzó al mar

Que también estaba desnudo.

Lo abrazó con un abrazo lánguido y flojo,

Porque el mar es grande y poderoso,

Y porque quería ser absorbida y desaparecida.

Blandamente el mar la sostuvo,

Flotando al sol de la mañana.

Ella, empeñada, se sumergía una y otra vez,

Y una y otra vez, el mar la remontaba.

Las gaviotas se quedaban a mirar

El duelo entre la chica y el mar, en un círculo buitresco.

Le dio hambre, y sed, de tanto rato luchando,

Y se enojó con su cuerpo

Por traicionarla y no morir en el intento.

Abrió la boca y se sació de agua, caliente y salada.

La escupió y se sintió escupida por el malo mar.

Ni esto conseguía,

Inutilizada, reflotada, bronceada por el sol

Que ya llegaba a su cenit.

Cerró las puertas de los ojos y de la nariz y de los labios,

Esperando.

Pero esperó en vano porque muy pronto

Se abrieron sin su voluntad y boqueó

Como aquel día en que nació y el médico le golpeó las nalgas.

Rebelada, derrotada, sedienta

Se estiró en cruz, abandonada al agua.

Los deditos del mar la acariciaban

Y tuvo recuerdos claros de su infancia,

Le pasó su vida entera por una pantalla imaginaria.

Una alegría se filtró y una esperanza:

Esto sólo pasa cuando la vida se acaba.

Recordó las lilas en el jardín de su casa

Y deseó oler su fragancia,

Tocar la seda de sus pétalos,

Colocárselas en sus cabellos y danzar

Con los pies descalzos sobre la hierba segada.

Apoyada en las olas, braceó hasta la arena,

Gris y mojada.

Allí se quedó un momento sin pensar en nada.

El aire fresco acarició su cara y sin quererlo,

Permitió que una sonrisa a su boca se asomara.

Se levantó despacio, anduvo unos pasos,

Estiró los brazos, y dio una vuelta lenta

Y otra y aún otra más.

El horizonte azul y malva quedó a su espalda,

Fatigada, vencida y viva

Regresó por un camino distinto que allí mismo la esperaba.

Las lilas no mueren en la memoria,

Y a veces no dejan morir.