FRASES QUE ME GUSTAN

El amor es lo único más fuerte que la tentación







domingo, 12 de diciembre de 2010

EL OCHO - Katherine Neville

He leído de nuevo el Ocho, porque la anterior vez no me quedé demasiado convencida.
Se han confirmado varias cosas:
Consigue entretener porque quieres saber qué es lo que está pasando realmente.
Se hace pesado el cambio temporal constante.
Hay demasiados personajes y en muchos momentos es confuso.
La trama (el secreto de la inmortalidad) a pesar de haber sido escrito muchas veces, sigue teniendo vigencia, pero en esta obra le falta el giro final que sorprenda de verdad y otorgue a la obra verdadera personalidad. En este momento recuerdo la película Thelma y Louise, una típica historia de carretera que podía haber pasado sin pena ni gloria, pero que el giro que le da el guionista, la convierte en una obra maestra.
El final es flojo y las escenas de acción son ligeras en lugar de trepidantes.
Los personajes no son lo suficientemente intensos.
Pero consigue algo, que quieras llegar al final. Se han vendido miles de ejemplares, creo que va por la treinta y dos edición, se ha traducido a diecisiete idiomas. De manera que algo tendrá el Ocho, algo que nos toca o nos llama o nos mueve y eso es innegable por más críticas que se le hagan. Incluso los que afirman que es un bodrio, la han leído y terminado.
He estado navegando por Internet documentándome sobre las distintas opiniones de los lectores. Hay de todo, detractores acérrimos y defensores entusiastas. Y esto me lleva a una conclusión muy interesante relacionada con escribir: que nunca satisfaremos a todos, desde luego es imposible, pero que no importa porque lo esencial es que les gustemos a unos, no a todos. Que en realidad, hay que escribir como nosotros queramos y para las personas que sintonicen con la manera de escribir que tenemos, y eso nos porporciona el goce de escribir y si vendemos, como K.Neville, el goce de rentabilizar nuestro tiempo.
También me lleva a otra conclusión y es que cada uno de nosotros que desea comunicar algo a través de la escritura, ha de encontrar su propio registro y ser inmune a las críticas y a los halagos, escribir por el placer de contar historias, en últmo termino por uno mismo que al fin y al cabo, es quién hilvana los acontecimientos y decide cómo terminan.
Cosas que he aprendido de El Ocho:
Que se puede mantener la atención y el deseo de llegar al final, de muchas maneras.
Que hay que trabajar mucho con lo personajes para que sean muy potentes.
Que la documentación histórica moderada, aporta riqueza a la obra.
Que el rango de importancia de los personajes es mejor que no sea equilibrado, sino que uno destaque por encima de los demás, y seguir esta jerarquía con todos ellos.
Que es esencial encontrar un giro sorprendente para el final, de modo que nos acerque a una gran obra.
Que escribir, es un placer sea cuál sea el resultado.
He visitado la página de K.Neville y leyendo y mirando su fotografía, creo que puede llegar a comprenderse lo que ella quiere con sus obras. A mí me ha parecido que es una persona más bien dulce y trascendente, que evita las complejidades de la vida porque se centra en lo mejor, en los finales felices. Es una opción perfectamente lícita y respetable. Tal vez este es su mensaje: no importa qué pase, siempre podemos salir adelante y en lo mejor. Este concepto es altamente potenciador de la fe en uno mismo y en la evolución del mundo, y a mí, me gusta.


jueves, 18 de noviembre de 2010

EL OFICIO DE ESCRITOR

Estaba pensando, bajo el frío y el atardecer, en el oficio de escritor.

¿Por qué me dió por escribir?

Me pongo a recordar, aquella máquina de escribir portátil, pequeña, gris. De la marca Amaya, era de mi padre. Su letra, muy pequeña. El teclado duro, había que apretar mucho los dedos sobre él. Las cintas empapadas en tinta para imprimir el papel. El despacho de papá, con su mesa de caoba tan bonita, los herrajes de los tiradores de los cajones. El armario detrás, también de caoba, con una de las puertas acristalada. La lámpara de mesa, que siempre dió una luz cálida. Y un día, puse el papel y escribí mi primer cuento. Visto desde ahora y contando que yo tenía unos trece años, es bueno. Se nota que por entonces yo leía a Miguel Delibes, pues se desarrolla en las tierras manchegas, áridas y calientes. Lo titulé El Abuelo y le tengo un cariño especial.

Pero decía que porque me dió por escribir. Como desde los seis años he sido una lectora voraz, supongo, que era una consecuencia natural: de escuchar (leer) historias, contar una historia. Siempre me ha gustado escuchar y contar historias. Durante una época, tuve mucho trato con niños y les encantaba como contaba yo los cuentos. Describir una situación, hilar cómo los acontecimientos se reúnen para estallar en un conflicto y por último, el desenlace, que da sentido a toda la historia.

Creo que he seguido escribiendo por eso, porque me encanta contar historias. También creo, que escribo porque yo veo en mi mente lo que ocurre, tal como si fuera una pelicula, y es muy divertido. Me encargo de transcribir lo que sucede, y es sencillo. Adoro cuando los personajes, que yo he inventado, se arman su propia historia y se independizan de mí. Es entonces cuando la historia empieza a sonar y yo, a la vez que la escribo, la escucho.

El oficio, sin embargo, requiere mucho más que esto.
Hace falta dominar el lenguaje, la gramática, la semántica, la ortografía. Es necesaria una estructura de escritura, saber donde vas y donde estás en cada momento.
Documentarse es uno de los elementos previos  que resulta imprescindible.
Escribir y reescribir.
La ayuda de los sparring, para calibrar el efecto de lo escrito en otras personas.
Y también, aunque resulta menos interesante, conocer cómo y dónde publicar, tener contactos, hacer una buena promoción de la obra.

De todos modos, excepto el talento para contar historias, todo lo demás se puede contratar.
Para mí, no obstante, es excitante el proceso completo.
Tal vez más adelante, cuando haya publicado una docena de libros, me de por contratar una secretaria o una agente literaria, para que me alivien de rutinas, importantes pero repetitivas que son las que no soporto en mi vida.

Creo que puedo afirmar, que sin ser soberbia y ponerme a la altura de los grandes escritores, soy escritora, que no es lo mismo que escribir.
Me encanta serlo, porque mis días están plagados de sorpresas: un detalle, una situación, una información, que llega a mí y provoca que se me ocurra una historia, o un párrafo de una historia. Es fascinante.

martes, 16 de noviembre de 2010

EL GATO ZEUS

Queridos amig@s, hoy quiero colgar unos post que tuve en un blog del diario Libertad Digital.
Se trata de la visión de un gato, el gato Zeus, sobre los humanos. ¿Cómo puede darla un gato? Pues porque le ocurre una cosa muy extraña, que ya leeréis...

EL GATO ZEUS
Miren ustedes que me pasó anoche: Había llovido a cántaros toda la tarde y me apetecía salir al jardín y dedicarme a oler esos exquisitos aromas que deja la lluvia sobre todas las cosas. Me estiré largamente, poniendo todos mis músculos a punto para moverse y lentamente, fui hasta la gatera y la empujé con el reparo de siempre. Es que huele que mata a plástico y me marea cada vez que meto el hocico en ella. Pues decía que empujé la puerta y salí afuera. Me embriagué de olores, tanto, que me quedé quieto unos minutos saboreando cada uno de los mensajes que los aromas me traían y luego me dediqué a investigar. Llevaba ya un buen rato cuando al ver el olivo ese tan viejo que hay en el jardín pensé que quería subir hasta lo más alto para detectar otros aromas que a ras de suelo, me era imposible. Y lo hice. Con esa destreza física que tenemos los gatos me encaramé al tronco, a una rama, luego a otra y así hasta que me planté arriba. Desde luego, ¡qué olores! me llegaban allí. Había empezado a llover otra vez, pero como mi pelaje me protege del agua en cierta medida, me quedé extasiado oliendo y oyendo cosas. Empezó a tronar y los relámpagos me deslumbraban con sus fogonazos. Y de repente, me golpea algo con mucha fuerza y me quema y me caigo, golpeándome contra las ramas hacia abajo hasta que me despatarro en el suelo y no puedo ni moverme. La verdad, estaba aterrorizado porque no comprendía lo que me estaba ocurriendo y de pronto, me doy cuenta de que en mi cabeza hay cosas que antes no estaban. Y sin saber cómo lo sé, sé que me ha caído parte de un rayo que ha atrapado la antena de la televisión por satélite y ha cambiado mi mente. Ahora entiendo el lenguaje de los humanos, me doy cuenta de que pienso no sólo como un gato sino también como una persona.
Bueno, ¿se imaginan el susto que tenía mi cuerpecito? Necesité vaciar la vegija completamente y respirar hondo un buen rato. ¡Era tan raro todo!, y lo más extraño es que lo comprendía. Había ocurrido lo que algunos dirían que es un milagro, otros que es un fenómeno inexplicable y aún otros, que estaba en un brote psicótico. Yo me encontraba perfectamente bien conforme me recuperaba del sustazo, porque había algo tan excitante en mi cabeza que estaba erizado del hocico a la punta del rabo. Siento que tengo tantas cosas para decir- toda mi vida hablando sólo con mis colegas y ahora puedo expresarme como un humano- que sino estuviera castrado me iría de gatas semanas enteras.
Hay un problema: mis cuerdas vocales no están hechas para los sonidos humanos. Lo he intentado toda la noche pero salen ruiditos raros que no entiendo ni yo. Así que he tenido que solucionar este problema rápidamente. Ahora son las tres de la madrugada y estoy escribiendo desde el ordenador de mis ¿amos? ¿Papis?, no se como definirlos todavía. Como tengo uñas retractiles puedo teclear sin dificultad. La verdad es que tengo los dedos molidos, pero da igual, estoy excitadísimo con todo esto. Ahora les dejo un rato, que me ha entrado un hambre voraz y voy a comer esas riquísimas croquetitas de gama alta que Mami me compra siempre en el mejor supermercado de animales de la ciudad
COSAS DE GATOS
Tantas emociones y el atracón de croquetitas me dejaron exhausto durante horas, que pasé durmiendo a pierna suelta en mi canasto al lado del radiador.
Pero ahora, ya en plena forma estoy loco por seguir usando las teclas con mis uñas y contar esta experiencia mía. Tantos años viendo la tele, escuchando a mis Papis - he decidido que les llamaré Papis porque se ocupan de todas mis necesidades y me quieren de verdad- escuchando a los amigos de mis Papis en esas tertulias que se prolongan horas y más horas, la verdad es que poseo una cultura considerable. Me sorprendo gratamente de ello, claro, antes con mi mente solo gatuna -que me hacía creer que era uno de los gatos más listos- no podía apercibirme de la cantidad de información que recibía constantemente.
Bueno, con limitaciones, porque hoy mismo el tema de la mani y ETA me supera y no se qué decir. He estado leyendo en los periódicos digitales lo que dicen sobre ello pero no estoy al día en política -aunque pienso ponerme- y para no escribir barbaridades, me reservo la ignorancia.
¡Hombre! hasta anteayer era un gato -gatúnico, es cierto- pero simplemente gato. Es lógico que todavía me esté adaptando a esta nueva condición gato humana, a este pensar con raciocinio y descubrir que me entero de que pienso y además que puedo comunicarlo.
Sin embargo, lo del cambio climático ya lo tengo más claro. El jueves, puntualísimamente mi Mami dejó sus quehaceres y fue apagando todas las luces, la calefacción -jolines, esto si que me irritó- la nevera y hasta el acuario. Llamó a Papi por teléfono para conversar sobre el planeta en esos cinco minutos de oscuridad. Bruna -es la perra- no entendía nada por supuesto y se puso a ladrar asustada. Mami sólo la miró y le dijo "chist" poniendo el dedo índice encima de los labios, Bruna se calló, se acercó hasta sus pies y se echó. Menos mal que soy Zeus, el gato y no un perro -como me enfurece ver lo arrastrados que son los perros, siempre haciendo lo que diga el amo-. Claro que esta perra tiene un encanto especial, es lista y mimosa y nunca me rechaza cuando quiero dormir en compañía y me tiendo a su lado cabeza contra cabeza.
Dado que mi vida es tan corta respecto a la humana - pero ojo, que he recordado que sé que las mariposas viven ¡un sólo día!- a mi lo de las catástrofes que provocará el cambio climático, no me afecta porque hará rato que estaré criando malvas. Si no estuviera castrado -tengo que trabajar para perdonar a los Papis que me cortaran los huevos- y hubiera perpetuado mi especie igual me sabía un poco mal que mis tataranietos la pasaran magra, pero como lo de ser padre me queda reducido a coger uno de los ratoncitos de peluche que me traen periódicamente -es que los destrozo- y llevarlo de un escondite a otro, pues como que tampoco le veo el drama.
Ahora bien, si me salgo de mi posición individual y con fecha rápida de caducidad - o sea que no viviré muchos años- y contemplo la globalidad del planeta y los seres que habitamos en él, ya me da más grima y me recorre los pelos un no-sé-qué desagradable.
Carambas, con lo preciosa que es la tierra y las riquezas inmensas que contiene y os la estáis cargando. Sinceramente, creo que si pudierais oler todo lo que yo huelo os sería imposible devastar allá adonde llegáis. Aquí si que os perdéis un vastísimo mundo de informaciones. ¿Os imagináis poder saber que gato ha pasado antes por ahí, por donde caminó exactamente, que olisqueó, dónde se frotó, si está en celo, si comió algo malo, si tiene hambre, o está asustado? ¿Sabéis que el miedo tiene olor? Huele a húmedo, a moho, es ácido y acre como el olor de la mofeta, huele a carne carbonizada y a ese humo negro y denso de los incendios. ¿Y qué me decís de la hierba? Tiene un olor dulzón parecido a la miel, pero con un toque de menta y de fresa. Entran unas ganas irrefrenables de comértela -por eso mi Papi me ha hecho un parterre para mi solo, donde puedo comerla siempre que quiero-. ¿Sabéis que los sentimientos tienen olor? Cuando Mami está triste, huele como una torta de bizcocho reseca con toques de yodo de mar y pimienta negra. Claro, saber que le pasa hace fácil como yo me comporto con ella. Me acerco despacito, me froto es sus piernas y ronroneo suave pero rítmicamente hasta que sus manos me acarician automáticamente y me sube a su falda y me da besitos en la testuz. Entonces suspira hondo, se relaja, y empiezo a oler a romero, que es el olor de cuando se tranquiliza.
Y digo yo, ¿los científicos para qué sirven? Hace más de treinta años- sí lo sé, no sé cómo pero lo sé- que lo están anunciando pero nadie les hace caso. He escuchado largos debates con los Papis y sus amigos ecologistas. Ellos dicen que los gobiernos compran a los científicos: les dan una subvención jugosa, o les dan un premio, o algo que ellos quieran -o, a veces, los acallan para siempre- y siguen haciendo lo que les viene en gana. Pero entonces, ¿los gobiernos para qué sirven? ¿o a quienes sirven? Este es un tema que con un día de vida gato humana también se me escapa. Yo tengo tan claro que el orden de la Naturaleza es sabio, que no comprendo porque vosotros, la mal llamada especie dominante -resulta que los dominadores del planeta en realidad son los insectos, de los que hay no se cuantos miles de familias y no se cuantos trillones de individuos- la racionalidad, la destreza, la eficacia, no habéis copiado y mejorado a la Naturaleza en lugar de esquilmarla, expoliarla y devastarla.
Vaya, se me ha removido el estómago pensando esto. Me da mucha tristeza imaginar la pobre tierra desertizada, sin agua, muriéndose. Ahora mismo huelo a agua podrida de lo triste que me he puesto. Creo que me voy a comer croquetitas y a pegarme una siesta, a ver si se me pasa el malestar, no os podéis hacer a la idea de lo latoso que es oler a podrido y no poder quitártelo hasta que vuelve la alegría. Esa sí que huele divinamente: a hierba fresca, a miel, a lilas.

DOMINGO GRIS
Los días grises y húmedos como el de hoy amortiguan todos los olores. Es como si la humedad fuera una barrera para los aromas. Se huele todo tenue y confuso y te entran ganas de dormitar todo el rato a la espera de que el tiempo más seco haga su aparición. Y eso he hecho yo, en mi canastito preferido arrebujadito en la manta que me regaló Mami -una mantita azul claro con bordados en violeta- que es suavecita y huele a su perfume de hierbas.
Pero se ha hecho de noche y a mí, como a todos los gatos, por la noche nos entra la actividad y nos apetece hacer travesuras -otro día os contaré algunas muy divertidas, al menos para mí- y sacar de quicio a los humanos. He pensado en abrir un cajón de la cómoda de Mami y desparramar toda su ropa interior, coger con mi uña preferida la blonda de sus braguitas y sacudirla a ver hasta donde llega en su caída. O también subirme a la mesa de despacho de Papi y tirar uno a uno todos los caramelos que hay en una bandejita, y luego esconderlos debajo de los muebles. Pero ya lo he hecho muchas veces, lo encuentro aburrido hoy. No, prefiero curiosear en Internet a ver si veo algo que me llama la atención. Además, supongo que estoy cansado de la excitación de estos dos días y tengo las baterías a medio gas. De todos modos, he soñado con la destrucción del sistema solar, seguramente por el tema del cambio climático sobre el que pensé anoche. Ha sido más que un sueño, una pesadilla. El sol empezaba a explotar y llegaban hasta la tierra bolas incandescentes que destruían todo aquello sobre lo que caían. Todos estábamos aterrorizados, se abría la tierra, se derrumbaban las casas, la gente gritaba enloquecida. Si los gatos sudáramos, creo que me habría despertado empapado. Y ahora ese sueño me hace reflexionar -carambas, que bien me hace sentir eso de poder reflexionar- sobre la historia de la Humanidad.
Lamento haberme fijado tan poco en la televisión en el pasado, porque se que un día vi en el regazo de Mami un documental sobre gorilas que la excitó mucho. ¿Saben cómo huele la excitación? Pues huele a ozono, pica un poco a la nariz, y también huele a rosas exuberantes con un toque de canela. Pues estaba inquieta en el sofá y le decía a Papi que era increíble lo que estaban viendo -no sé qué de que los gorilas eran los único animales además del ser humano, capaces de sentir sentimientos y expresarlos aunque con 3000 años de retraso respecto de la Humanidad- pero por aquel entonces yo era sólo un gatúnico y no me interesó demasiado. A mí, la tele sólo me gustaba cuando había fútbol -eso que a papi no le distrae y casi nunca ve un partido- por la pelotita. Era divertido seguir el recorrido de la bolita por toda la pantalla. Recuerdo haberme pasado largos ratos, tieso delante del televisor conteniendo el impulso lanzar mi mano y meter la bolita en el canastito.
Si es verdad eso de los gorilas, y sólo la especie humana ha sido capaz de evolucionar en el sentido de la consciencia hasta ahora, lo que parece claro es que la consciencia no es suficiente para conseguir la verdadera evolución. Tal vez faltan aún varios siglos para que el Hombre deje de creerse el rey de la creación, con derecho sobre todas las demás especies, con derecho a extraer de la naturaleza no sólo lo que necesita sino mucho más que eso, sin la contrapartida lógica de devolver a la naturaleza algo más que toneladas de basura per cápita. Quizás es que el ser humano es mucho más territorial de lo que le gustaría ser. Quizás aún se parece mucho a las demás especies, con todo y la evolución y revolución biológica y tecnológica. Ahora me da risa pensar en un ejecutivo de cuentas de una gran empresa, con su televisor de plasma, su Audi en el garaje con GPS claro, su sistema de alarma integrado, sus trajes de Armani, su colonia Davidoff y muchas más cosas, actuando primitivamente con sus posesiones, con su mujer, con sus hijos, y pelándose por un aparcamiento en el centro.
Esto de ser gato humano va a resultar más difícil de lo que me pensaba. Tengo que investigar muchas cuestiones y formarme una opinión clara. Ya no podré pasarme horas y horas al sol, lamiéndome el pelaje incansablemente para que esté reluciente. Tengo que estudiar. Y comer croquetitas, que eso sí que no lo perdono.

COMIENZA SEPTIEMBRE Y VUELVE EL GATO ZEUS
Pues eso. En estos meses han pasado muchas cosas en la vida de mis papis y no he podido teclear ni una sola vez.
Pero ahora todo parece que vuelve a la normalidad, así que por fin tengo el ordenata a mi alcance y seguiré la comunicación entre Zeus -el gato humano, o sea yo- y los humanos de la red.
Estoy tan contento que se huele mi olor a miel y a canela, a romero y a espliego, en 15 kilómetros a la redonda -ya escucho las voces de todos los gatos y perros del área preguntando que coño pasa- y espero que estas conversaciones sean largas y fructíferas.
Enfermó y acabó muriendo la mami de mi mami. Os podéis imaginar como ha ido todo entonces. No recuerdo la totalidad de mis reflexiones, pero he pensado mucho sobre la vida y la muerte desde el punto de vista humano. Como no puedo escribir nada más que con el teclado no he podido tomar notas de estas reflexiones, así que apelaré a mi memoria de gato -dicen que tenemos mucha- y lo iré contando según me vaya acordando.
Cuando yo sólo era gatúnico, lo de la muerte era muy simple: estabas vivo, siestitas al sol, higiene diaria, croquetitas a mansalva, mimos, juegos locos, dormir, procrear. Bueno lo de procrear me lo cortaron enseguida, así que simplemente lo he olvidado. Y un día, te mueres y se terminó. Ningún problema con ello, vivir al día y ya está.
Ahora bien, cuando el rayo me convirtió en gato humano, el tema ya cambia.
Por ejemplo: no quiero morirme sin poder volver a escribir en el blog. ! Tantas cosas que tengo para decir! Tampoco quiero morirme sin aprender más y más, porque !hay tantas cosas para aprender!. Y tampoco quiero morirme sin vivir tantas experiencias como me quedan por vivir. Esto da angustia, la verdad. La angustia huele fatal, peor que el miedo. No sólo huele a moho y a podrido, sino que pica como la pimienta y escuece como la ortiga, es un olor que te vuelve loco.
Yo me pregunto ¿cómo pueden vivir los humanos con esta angustia vital todo el tiempo?
Pues porque aunque no me guste admitirlo, los humanos sois una especie increíble. Podéis alcanzar lo más alto, lo más sublime, soportar emociones durísimas, sin rendiros, manteniendo el espíritu indemne. En esto sois admirables. Y también podéis caer en lo más bajo, lo más repugnante, adaptaros a ser crueles y despiadados, y manteneros vivos sin sucumbir.
Tengo que buscar más información sobre esto porque de verdad, no lo comprendo.
De momento, tengo que aprender a manejar mi propia angustia, ésta que se ha despertado con mi consciencia. Ahora como menos croquetitas, para no estar tan gordo y vivir más tiempo. Bebo más agua y menos leche. Hago ejercicio cada día, no sólo las carreras locas del anochecer. Procuro estar alegre, para oler bien, sino me vuelvo loco con los olores de las emociones negativas. Y pido y doy muchos mimos a mis Papis, porque ellos los necesitan y porque los necesito yo. Mañana sigo porque, después de meses sin escribir tengo los dedos molidos. Cuídense mucho que el mundo sigue rodando -mal, parece- y habrá que trabajar para enderezarlo. Un lametón de gato concienciado.

TALLER DE ESCRITURA CREATIVA

Este mes de noviembre estoy dando un taller de Escritura Creativa en la biblioteca de Ripollet. Dar talleres me encanta: personas motivadas por aprender, creatividad a raudales, alegría, complicidad...
Ha tenido un notable éxito y somos casi veinticinco personas, ávidas de escribir.
Me fascina cómo cada uno aporta algo distinto, cómo todo es aprovechable y cómo lo que conseguimos juntos es mucho más de lo que podemos conseguir separados.
Cuando doy un taller siempre me pasa lo mismo, aprendo tanto como enseño y esto como es natural es muy estimulante para mí, ya que enseñar me gusta mucho, pero aprender más.
Les voy a pedir permiso para publicar algunas de las cosas que escriben, porque vale la pena.
Nos vemos en un rato

PRIMER CHEQUE

Hace demasiado tiempo que no visito Azul Tinta China, mal, muy mal.
Pero los errores pueden repararse, y por eso estoy e nuevo aquí.
Quiero contaros algo importante: hace unos meses cobré mi primer cheque como escritora.
La verdad, encontrar el sobre en el buzón, abrirlo sin demora, tenerlo en mis manos, fue una sensación muy grata. La cantidad fue pequeña esta vez, pero no le quita ningún valor al hecho de recibirlo.
No sé si os he contado que soy psicóloga desde hace muchos años y recibir el dinero de mis pacientes a cambio de ser un mapa en su aventura de la vida, que les ayuda a llegar a su destino, es muy satisfactorio. O sea, que estoy acostumbrada a sentirme muy bien con el dinero que recibo. Sin embargo, cobrar por contar historias tiene un matiz diferente: es que no hay sufrimiento real de ninguna persona, y esto me encanta.
Así pues, esto de escribir, publicar y cobrar, es real para mí.
Así, en este orden, porque escribir es cierto desde hace cuarenta años.
Nos vemos enseguida, besos

miércoles, 2 de junio de 2010

Y VA LLEGANDO...

Hace una tarde soleada, pero sin excesivo calor. Hoy no puedo, pero me encantaría dedicarme a escribir toda la tarde.
Os cuento que estoy en un nuevo reto: 100 (sí, cien) micro relatos en un solo libro, cuyos criterios son, nombres de persona y que no pasen de una página.
He escrito unos seis o siete, y me está divirtiendo muchísimo. Por eso desearía dejar que esta tarde los personajes vinieran a contarme sus historias. Pero cada cosa a su tiempo.
Tengo una noticia interesante: he contactado con un asesor literario (en realidad, él contactó conmigo) y le he mandado el Word con los Relatos de Medianoche para que si lo considera oportuno, lo pase a su editorial. Tal vez, sólo tal vez, puede que pronto ( o tarde) estén nuestros Relatos en manos de una editorial de papel...
Estoy recibiendo muchos mensajes de mis nuevos personajes, que están como locos por relatar sus historias...Pronto iréis teniendo noticias...
Un abrazo de caramelo

lunes, 22 de febrero de 2010

MAKE IN OFF DE LA CREACION

Buenas noches queridos lectores y seguidores,
Estoy con ganas de escribir y voy a cultivarlas con cuidado.
Se me ha ocurrido que puede resultar interesante (o no, vaya usted a saber) describir cómo se gesta la idea en la mente, como crece, como se independiza, como se manifiesta.
Tal vez acabe siendo un bodrio, pero si no se prueba, nunca se sabe lo que resulta...
Estaba la otra tarde en la librería-café Laie (os la recomiendo: buen café, buenas pastitas, buen ambiente, libros por todas partes...Vía Layetana esquina Gran Vía, Barcelona), en la zona de fumadores (sí, todavía fumo, qué se le va a hacer) que se encuentra en una galería amplísima, decorada en madera, con plantas, luz suave...deleitándome con el cafecito y con papel y bolígrafo delante, lista para pensar y escribir (no sobre libros, sino sobre otros temas) cuando me puse a mirar a las personas que junto a mí, pasaban un rato agradable. Me empecé a imaginar cómo serían sus vidas por las señales que veía, palabras tomadas al azar de sus conversaciones, los rostros, las sonrisas... Pensé entonces en mi nuevo libro de relatos eróticos y los "´vi" en situaciones sensuales basándome en lo que mis ojos observaban. No tomé notas, no. Quería sólo gozar de la sensación tan estimulante de ver desfilar historias y personajes frente a mí, dentro de mi cabeza.
Es impresionante lo que hace la mente, me encanta.
Decidí que iría mucho más a tomar café a Laie, y a otros sitios, para dejarme inundar de la vida, de los caracteres, de la realidad de las personas.
Dicen que ella siempre supera a la ficción y yo lo creo. Por eso quiero atracarme de otras realidades para meter en el horno todo y a ver que pastelitos salen...
Besillos de ángel

domingo, 21 de febrero de 2010

NUEVO AÑO, ¿NUEVO LIBRO?

Han pasado dos meses en forma de tiempo cronológico, pero como dos años en tiempo subjetivo.
La vida trae (o atraemos) cambios, algunos de ellos radicales.
Pues como regalo de Reyes, ella, me ha dejado en el balcón de mi casa, una caja llena de cambios radicales.
Estoy todavía acabando de masticarlos y me queda, digerirlos.
Un escritor, o en este caso mío, escritora, ha de vivir experiencias que desee contar ¿no?. Bien, pues me voy a desgastar las huellas dactilares aporreando el teclado de mi PC...
Sin embargo, y gracias a los dones que me han sido dados, aún no he perdido la capacidad de sonreír y de reírme de mi misma y de mis circunstancias, de manera que a pesar de los batacazos que me están dando (o me dejo dar, o provoco que me den...) yo estoy pensando en mis próximos libros y creo que eso es bueno para mí y mi creatividad.
Historias y personajes están llamando a mi puerta y los entreveo por la mirilla tímidamente todavía, pero estoy quitando el cerrojo...
En cuanto a las noticias de mi primera publicación, RELATOS DE MEDIANOCHE LAS CUATRO ESTACIONES, contaros que las personas que lo han comprado (amigos, claro está) me están diciendo que les ha gustado, mucho. Que son historias muy reales, muy descriptivas, que se sienten en la situación, que pueden identificarse en actitudes, que se han reído, se han excitado, han llorado...
A mí me encantan sus comentarios, pero quiero más...
Me comprometo a dedicarme en estas próximas semanas a la promoción del libro, se lo merece, o mejor, nos lo merecemos (él y yo).
Que el goce entre en vuestras vidas y no vaya más...